La corrupción sale cara

En esta entrada vamos a hablar de uno de los principales problemas de España. Dicho problema es evidentemente la corrupción. Se aleja un poco de los temas que venimos comentando pero creo que es importante discutirlo desde el principio. Al fin y al cabo, todas las propuestas o ideas que se lancen desde este blog de nada servirán si después no hay unos responsables políticos que den la talla y se atrevan a llevarlas a cabo.

Y es que la broma no sale barata:
Independientemente del baile de cifras, las consecuencias de la corrupción son fácilmente imaginables por todos, ya que después nos dicen que no hay dinero para las pensiones, para las becas,... Más graves aún son las consecuencias económicas de la corrupción en los países subdesarrollados, donde se desvían los fondos de la ayuda internacional y montar un negocio se convierte en un suplicio.

Sin embargo, la óptica de esta entrada va por las soluciones. Más transparencia, multas, inhabilitaciones, penas de cárcel, más vigilancia,... Todas las medidas anteriores son estupendas, pero hay una fundamental: garantizar que quien quiera denunciar la corrupción pueda hacerlo.

Una mitad en negro y la otra blanqueando

Al fin y al cabo, es muy difícil detectar los casos de corrupción y mucho más probarlos. De ahí que a los denunciantes, especialmente a los funcionarios, que se atreven a dar el paso habría que protegerlos, justo lo contrario de lo que pasa en la actualidad.

Desafortunadamente, quien hace bien las cosas sale perdiendo. Así no es de extrañar que haya un caso de corrupción cada dos por tres. Sin duda, es nuestra gran asignatura pendiente. En Vozpópuli han recogido algunos testimonios verdaderamente indignantes. Os animo a leer la noticia, de la cual adjunto algunos fragmentos tras haber contactado con Vozpópuli y obtener su autorización:

Después de dos oposiciones y 20 años trabajando en el Ayuntamiento de Boadilla del Monte (Madrid), Ana Garrido, tuvo que renunciar a su puesto de trabajo por una continua "tortura" y acoso por ser una de las personas que desmanteló la Gürtel. "Caí en una baja por depresión, pero ese tiempo lo dediqué a hacer una labor de investigación", cuenta Garrido. Su objetivo era llegar a la Fiscalía Anticorrupción, y llegó. Desde entonces, Garrido ha vivido un calvario. "El sufrimiento y el desgaste emocional, psicológico y económico es irreparable (…) Tuve que dejar mi casa porque no podía hacer frente a la hipoteca, estuve viviendo de ocupa un año en un piso embargado por el banco, arrastro deudas de abogados por un importe superior a los 10.000€ y sobrevivo como puedo haciendo bisutería artesanal", confiesa.
Macías fue llamado por la Guardia Civil para colaborar con una investigación sobre un presunto caso de fraude en el uso de fondos públicos que apuntaba a la UGT de Andalucía. "Les di mi testimonio, yo había estado trabajando en el departamento de compras durante seis años y les expliqué las presuntas vías de financiación ilegal", señala. Sin embargo, el caso de Macías no acaba ahí, le despiden un 30 de noviembre de 2012 pero hasta el 28 de diciembre de 2013 no le interponen una querella por revelación de secretos en el juzgado. Ahora, se siente "como un jubilado" con algo más de 30 años porque considera que "las puertas del mundo laboral se han cerrado".
Sigue leyendo la noticia aquí.

 ¿Qué te parece? ¿Está España condenada a vivir con la corrupción o las cosas mejorarán?
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