Soluciones al coronavirus (segunda parte)
Vaya por delante que lo primero que hay que salvar son las personas. Luego,
la economía. Pero mientras que los epidemiólogos nos dicen qué hacer, ¿qué
podemos decir los economistas sobre cómo recuperarnos de esta crisis?
Responderemos a esta pregunta en tres partes:
- En la primera entrada, hicimos el diagnóstico: ¿qué es lo que tenemos que curar?
- En esta segunda, una vez que sepamos el objetivo, discutiremos qué medidas tomar para conseguirlo.
- En la tercera y última, acabaremos explicando cómo pagar este paquete de ayuda.
Vamos al lío que el paciente nos espera en la camilla.
¿Qué hacer?
El tratamiento de nuestra enferma (la economía española) tiene dos fases.
En la primera fase, hay que estabilizar las constantes vitales del
paciente. Como si de un asunto médico se tratara de verdad, esta fase ha de ser
rápida. Si el oxígeno no llega a tiempo, el paciente se muere y ya la segunda fase
no tendrá sentido.
Esta primera fase comprendería dos tareas: garantizar
la liquidez a las personas pero también a las empresas. Es decir, que llegue oxígeno
(dinero) a todas las células (agentes económicos) y que el cuerpo siga
funcionando (se sigan pagando las deudas, se siga consumiendo,…). Como recuerda
Jimeno,
es una quimera pensar que como acreedores podemos dejar de pagar y como
deudores seguir cobrando.
Para los ciudadanos, la
mejor opción desde mi punto de vista es la Renta Básica Universal. Así lo
pienso por sus características:
- Es una renta, no una deuda. Es dar directamente a la gente 900€ o la cantidad que se fije al mes.
- Es básica, es decir, no es para comprarse un Ferrari, serviría para cubrir las necesidades básicas vitales que todos tenemos.
- Es universal, esto es, se entrega a todos los ciudadanos españoles, sin requisitos ningunos. No a los parados, o a los que tienen un alquiler, o a las familias numerosas,… A todos y cada uno de los ciudadanos. Esto es una ventaja porque dijimos que esta fase ha de ser rápida. Así no se pierde el tiempo en solicitar una prestación por desempleo o una línea de crédito que la burocracia retrasará más de lo que nos podemos permitir. No hay que comprobar requisitos, sino ingresar en el banco de cada español la cantidad acordada.
Para las empresas también
hay que buscar la manera de que les llegue la liquidez. No hay una manera tan
directa de hacerlo como la anterior. En mi opinión, una opción sería dar a los autónomos
una ayuda directa (un cheque de 3000€ o de la cantidad que sea). Pensemos por
ejemplo en el peluquero que tiene que seguir pagando su alquiler durante estos
meses. Sin duda, ese cheque sería un gran balón de oxígeno. En cuanto a las
grandes, podrían recurrir a las líneas de crédito (tanto públicas como
privadas) que ya se han puesto en marcha. Hago esta distinción por una razón:
no es posible acordar una cantidad igual para entregarla a cada empresa (¿le
damos el mismo dinero a un gimnasio que a un hotel?) y confío en que las
grandes empresas pueden sobrevivir más tiempo con sus recursos propios (así se
explica que Inditex siga pagando el sueldo de sus trabajadores).
Pasamos pues a la segunda
fase. Esta comenzaría cuando las autoridades sanitarias decidan que podemos
volver a cierta normalidad. Si la primera etapa era de estabilización, esta es
de recuperación. De nuevo, mientras que las empresas se recuperan
progresivamente una vez que la gente vuelva a consumir, sería el Estado quien
tendría que animar la fiesta. Para hacerlo, la mejor forma es, por su efecto
multiplicador, un potente programa de inversiones públicas en sanidad,
educación, ciencia, medio ambiente, transportes,…
En resumen, primero hacer
que llegue dinero contante y sonante a las familias y empresas. Luego, generar
oportunidades de negocio para dinamizar la economía. En la última
entrada de esta serie, explico cómo pagar todo esto.
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