Soluciones al coronavirus (tercera parte)


Vaya por delante que lo primero que hay que salvar son las personas. Luego, la economía. Pero mientras que los epidemiólogos nos dicen qué hacer, ¿qué podemos decir los economistas sobre cómo recuperarnos de esta crisis?

Responderemos a esta pregunta en tres partes:

  • En esta primera entrada, realizaremos el diagnóstico: ¿qué es lo que tenemos que curar?
  • En la segunda, una vez que vimos el objetivo, discutimos qué medidas tomar para conseguirlo.
  • Ahora, en esta tercera y última, acabaremos explicando cómo pagar este paquete de ayuda.

Vamos al lío que el paciente nos espera en la camilla.


¿Cómo financiarlo?

A priori, nos encontramos con tres opciones.

En primer lugar, que cada gobierno nacional se endeude y financie dichas ayudas con cargo a su presupuesto público. Es la peor opción, como expliqué en una entrada anterior. Como decía Hipócrates, primum non nocere. Lo primero es no causar un daño mayor con la intervención. Si toda la carga de la crisis recae sobre los Estados Miembro a nivel individual, los desequilibrios macroeconómicos serán brutales. Correremos el riesgo de volver a repetir la crisis de deuda soberana que tan reciente tenemos aún.

La segunda opción es que sea Europa quien asuma la responsabilidad de endeudarse y lleve a cabo dicho programa de inversión pública. Son los llamados coronabonos. Una propuesta similar hacía Garicano recientemente. El problema es que como expone Torres, esta solución pasa por emitir más deuda, que es precisamente lo que nos sobra en la economía. A día de hoy, a nivel global, la deuda es tal (más del 300% del PIB mundial) que será imposible pagarla. Luego soluciones como esta lo que hacen es añadir más leña al fuego.

Por último, la tercera y mejor alternativa es que sea el Banco Central Europeo, que tiene la potestad de crear tanto dinero como quiera, quien financie el paquete de ayuda. Actualmente, los Tratados de la UE prohíben que el BCE financie a los Estados Miembro (benditas las reglas del club al que nos unimos).  Por tanto, hay dos opciones: o reformar los Tratados con celeridad o buscar vacíos legales (por ejemplo, no está prohibido que el BCE dé dinero a los ciudadanos y a las empresas directamente, que al final es lo que se necesita).




¿Es posible?

Acabo de exponer las que a mi juicio son las opciones, ordenadas de peor a mejor. Pero es que lamentablemente estas son de más a menos viables en la práctica. Eso sí, posible es. Ya he explicado lo que habría que hacer. La pregunta es si estamos dispuestos a ello. Algunas de esas medidas chocan con la ortodoxia económica (monetizar la deuda), con los intereses europeos (coronabonos), con los intereses empresariales (renta básica), con la legalidad actual,…

Pero a circunstancias excepcionales, medidas excepcionales. Como muestra un botón: el Banco Central de Inglaterra ha decidido que sí que va a financiar directamente al gobierno británico. Y no se acaba el mundo. Es cierto que va a ser una financiación a corto plazo, pero es un buen precedente para demostrar que económicamente es posible. Ya depende de las restricciones (mentales) que nos queramos autoimponer.

De lo contrario, si se optara por mantener el statu quo, habría otras medidas como un seguro de desempleo europeo, los cheques que está enviando Trump a los estadounidenses (pero se encuentra con el problema de que lo hace con la declaración de la renta, y se deja fuera a la gente que no la hace, por eso es mejor una renta básica universal),…

Las medidas del post anterior eran las mejores en mi opinión para salvar al paciente. Fuera de mis manos queda cuál es la medicina que se le suministrará al enfermo. Veremos...

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